LA REUNION

Durante toda la reunión mis sobrinos no apartaron la vista de mis pechos; los muy calientes aprovechaban cualquier oportunidad para estar cerca de mí, inclusive en un descuido de mi marido, uno de ellos me agarró las nalgas, y eso me puso muy caliente. Total que al final todos se marcharon y mi esposo terminó completamente ebrio y después de que lo llevamos a la cama, les dije:

—Bueno, chicos, se merecen un premio por ser tan calientes.

Y sin más me bajé el vestido y les mostré mis senos y claro que ellos de inmediato me comenzaron a manosear tremendamente, y lo único que no me gustó es que no pude follar con ellos.




 

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