LA TIA SE DEJO MANOSEAR

 Aquel día mi padre había echo una reunión en casa, todos mis tíos y sus respectivas familias habían asistido y la estaban pasando bien, bebiendo y bailando,  pero claro que mis primos y yo por ser jóvenes no bebíamos así que cómo nos estábamos aburriendo nos fuimos al piso de arriba para jugar con la consola y al cabo de unos minutos nos estábamos divirtiendo como locos cuando de pronto escuchamos la voz de mi tía Marcela en la entrada de la habitación,

-Chicos, ¿Puedo pasar?,

Los cuatro volteamos de inmediato y sin fijarnos mucho en ella le contestamos al unisono,

-si tía pasa,

Ella paso sigilosamente entre nosotros y se fue a sentar en un sofá que estaba en un costado de la habitación y la verdad es que en ese momento no nos dimos cuenta de lo ebria que venía hasta que nos dijo,

-¡Heyyy.. chicos!..¿No quieren ver algo más interesante?,

En ese instante los cuatro volteamos a verla y nos llevamos una tremenda sorpresa mi tía ya se había puesto de pie y la muy puta se había abierto el suéter que tenía y sonriendo nos mostraba sus grandes pechos, los cuatro nos quedamos boquiabiertos excepto Nando que era el más vivaracho de los cuatro que de inmediato se paró y le dijo,

-¡Pero claro tía!, 

-entonces ven y acércate,

Nando se acercó a ella y lentamente llevo su mano hasta sus grandes pechos que apenas eran sostenidos por el brasiere que llevaba y comenzó a frotarselo lentamente,

-Mmhhh..siiii..nandito..asiii..despacito,

Nando ya más confiado comenzó a sobar más descaradamente las tetas de Marcela mientras que ella le decía,

-¿Te gusta Nando?,

-si tía, estan de agazajo,

Mi tía viendo nuestra reacción nos dijo,

-¿Quieren que su tía les enseñe las tetas?

Nosotros no lo pensamos dos veces y respondimos que si y Marcela se desabrochó el suéter se puso de espaldad y se quitó el brasiere dejando sus grande melones al descubierto y nos dijo,

-ahora uno por uno van a tocarme los pechos, 

Nosotros obedientemente nos pusimos frente a ella y comenzamos a pasar uno por uno a manosearla y sus pechos fueron blanco de apretones, caricias y hasta chupetones mientras que ella gemia y se retorcia de placer y de vez en vez uno de nosotros se asomaba a la puerta para ver si mi tío no venía pero para nuestra suerte el tío no se acordó de su esposa y ya al final le pedimos que nos dejará tomarle unas fotos y ella gustosa acepto,









Comentarios